He despertado muchas veces con el corazón vuelto trizas, he pasado noches sin poder dormir, he llorado infinidades de veces solo pensando en que será de mis hijos si me voy antes de que se conviertan en hombres. Tengo miedo, quiero estar con ellos hasta enseñarles como enfrentar las cosas solos. Siento que no tengo a nadie que los oriente hacia el camino correcto.
Pienso que es una preocupación no solo mía sino de muchas madres que observan las cosas que están sucediendo con los niños y adolescentes.
Lo que más deseo es que mis hijos sean sanos, hombres dedicados a aprender y a crecer como personas, profesionales, que sean bondadosos y buenos padres en su momento, que valoren lo que tienen y que luchen cada día de su vida .
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